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Infancias Trans: “Gema siempre se sintió nena”

Por Radio Tierra Campesina
19/2/2020

Marco Reyna es militante de una organización campesina en Córdoba. Su compañera de vida, Romina Pezzelato, también. Hace algunos meses están viviendo un momento muy especial, su hija Gema, una niña trans, decidió, y los empujó con enorme paciencia y cariño, a que la acompañen en su cambio de identidad de género. También es parte del proceso, obviamente, León, el hermano mayor de Gema. A principios de enero, con motivo del cumpleaños de Gema, Marco publicó en su muro de Facebook una suerte de declaración, contando el proceso que están atravesando como familia, y al tomar estado (más) público, el caso trascendió y tuvo mucha difusión.

Tuvimos la oportunidad de entrevistar a Marco en su paso por Mendoza. Hablamos de él, de ella, de elles. Hablamos de los prejuicios y los mandatos, los amigos y amigas, la familia y la sociedad, de la Ley de Identidad de Género, y de mucho más. Escuchá la entrevista acá, en fragmentos, o completa (muy recomendada).

También te compartimos el posteo de Marco el día del cumpleaños de Gema, y si te va más la lectura que la escucha, nos tomamos el trabajo de desgrabarla completa y acá la compartimos también. A disfrutar, en cualquier formato, de esta maravillosa experiencia de amar y ser felices.

¿Por qué decidiste hacer ese posteo en tu muro de Facebook?

La Gema cumplió 5 años, y la consigna que nos pusimos con la Romi, que es mi compañera (mamá de Gema), fue escribirle algo, porque era un cumpleaños muy significativo, era el primer cumpleaños con su nueva identidad, con su nuevo nombre. Nos dijimos: le escribamos algo que a ella le quede, y además les pedimos a una serie de amigos y amigas, compañeros y compañeras, que hicieran lo mismo, y familiares también, y así lo hicieron. Cada uno escribió su carta y en algún momento Gema las va a leer. Esa fue nuestra idea como para que ella supiera de primera mano como cada quien había acompañado, sentido, bajo el supuesto de a todos y todas a quienes les pedimos, habían acompañado ese proceso con mucho amor, con mucho cariño, no sin dificultades, no sin miedos, y que ella supiese cómo había sido ese camino … Todas fueron cartas escritas ¿viste?, en papel, y mi publicación en Facebook fue una cosa medio acto reflejo, pero me parece que había ahí metido una intencionalidad del testimonio de un padre, un hombre cis, con pasado y presente cromañon en estas lides. Y dar testimonio porque es complejo, por todos los mandatos de los que vamos a hablar ahora.

 

Estamos en febrero del 2020 ¿cuando comenzó este proceso que está atravesando la familia?

Cuando vos hacías la presentación me quedé pensando dos cosas: una que Gema decidió a sus “tempranos” 5 años el cambio de nombre y cambio de identidad de género. Es un proceso de dos años aproximadamente, ella empezó a expresar a los 3 años que era nena, “papá soy nena”, “papá no soy hijo, soy hija”. Casi que empezó a hablar diciendo esas cosas, sus primeras oraciones enteras, muchas tuvieron que ver con eso.

 

¿Hubo una negación de parte de ustedes en un primer momento?

Una subestimación, no negación. La Romi también es una militante y una activista del feminismo, y tiene, no sólo una sensibilidad especial, sino también una formación importante, que nos desburra y nos pone en conflicto. Entonces, a priori, no nos salió negar, no podíamos negarlo, iba en contra de nuestros principios. Decir subestimar es más fuerte de lo que realmente era, pero si estuvo esto de patear la pelota, “son cosas de changuito” pensamos. Y había un lugar en el que esperábamos nosotros que se le pasara, por una serie de lugares: primero porque anticipábamos que no iba a ser sencillo, ni para ella ni para nosotros, por el entorno, por la sociedad. Entonces dijimos: “ojalá podamos zafar del kilombo que se nos viene”.

Si en las personas adultas que toman esta decisión el prejuicio social es muy grande, en los niños y niñas es mucho mayor ese prejuicio …

Sí, porque además se dice que “está fomentado por los padres”, porque “los niños no tienen condiciones para decidir eso”. Bueno, no, no, así de claro, para nada, desde el llano. A nosotros también eso nos llamó la atención, su claridad, una claridad meridiana, no había duda en lo que ella decía, por lo tanto en lo que ella sentía, entonces no había mucho lugar como para la negativa. Igual no deja de ser una decisión, podríamos haber tomado esta que tomamos, o la contraria.

Para cualquier familia promedio, sin militancia, sin conocer sobre el tema ¿a vos te parece que lo primero es la negativa?

A ver, nadie escapa al mandato, a lo social, a lo que “tiene que ser”. Después están la posibilidades y las decisiones de seguir el asunto, de ponerlo entre paréntesis o directamente de decir no. Nosotros al principio fuimos entre dos: de ponerlo entre paréntesis y pensar que puede ser de otra manera. A la edad que ocurrió esta transición, la media es: “no a lugar”. Y la segunda cuestión de tu presentación, cuando nosotros nos ponemos a ver fotos, de los primeros años, y lo vemos en nuestra cabeza a Vicente, con ropa de changuito, con la pelota, no sé, el estereotipo, y ella (Gema) lo ve, nos dice: “mirá, yo ahí era Vicente”, pero nunca pone en duda que era nena, ella no dice: “yo era varón”, siempre se sintió nena. Eso es lo que nosotros descubrimos, y después, algunas cosas que hemos hablado con otras familias que también tienen hijos o hijas trans, y con adultos y adultas trans, y el registro que tienen es que siempre sintieron lo que eran.

 

¿Hubo un click, un momento, donde tomaron la decisión como familia?

Fue creciendo, el caballito de batalla de Gema era la pollera, en el posteo está puesto: “pollera sobre pantalón”. El pantalón estaba, largo o corto, pero pantalón, ella no se lo sacaba, y no le generaba conflicto, pero decía: “voy a llevar la pollera”. Ahora tengo la tendencia de minimizarlo, pero fue un choque la pollera, por lo menos para mí. La Romi hizo el proceso mucho más rápido. Después fue “no más pantalón, pollera” y después la verbalización de todo eso. Y después de ese proceso de transición llega un momento en el que Gema le dice a la Romi, cuando la estaba bañando, “mamá, vos que sos mujer de verdad”. La Romi, con mucha angustia, le pregunta por qué le estaba diciendo eso, bueno “porque vos tenés nombre de mujer y yo tengo nombre de nene”. Bueno, “¿como te querés llamar?” Y ella ahí nomás dijo Gema. Gema es una joven trans, amiga nuestra, que hizo la opción de grande, y casi que al mismo momento que nuestra Gema. Su apariencia física era la de una mujer pero seguía teniendo nombre de varón y casi al mismo tiempo de Gema también se cambio el nombre. La cuestión es que nuestra Gema ya la “junó”, y sabía de qué se trataba, entonces apenas la Romi le preguntó dijo “Gema, como Gema”. Y ese fue el punto, la Romi vino y me dijo: “loco, dejémosnos de joder, basta” porque oscilábamos entre “papá soy hija” … “bueno maestro” entonces era una suerte de esquizofrenia donde no terminábamos de tomar el guante. Y ahí vinieron unos días de un vendaval y nos mandamos a guardar en casa, los cuatro. Proceso aparte el de León (hermano mayor de Gema, 9 años), que acompañó todo esto desde diferentes emociones, mucho enojo al principio y fue haciendo ese proceso. Después nos damos con los relatos de otras familias, donde generalmente los hermanos y hermanas son como el eslabón perdido en esa transición, porque quedan “de garpe”, porque la atención va hacia esa hija, ese hijo. Estuvimos esos días en casa, suspendimos todo, hablando, procesando cada uno por separado y después dijimos, bueno lo hablemos con la familia, con los amigos y amigas, y salimos a hacer eso. Ella ya lo venía pidiendo pero era muy paciente también, con lo de nene, nena, a nosotros nos salía: “Vicente, hijito”, le pedíamos perdón, “yo no me enojo papá”, así nos decía,

 

¿Ella le fue avisando al resto, o el proceso era en la intimidad de la familia?

Ella lo iba mostrando y esperándonos a nosotros para que, tomada la decisión del acompañamiento, lo pongamos en palabras, con el mundo adulto sobre todo. Con los amiguitos y amiguitas de ella hubo una cosa muy natural, muy poco conversada.

¿Hubo algún tipo de rechazo en el círculo familiar y de amistades?

No, en los círculos de amigos, compañeros y compañeras, como esos y esas son elegidos y a esta altura de nuestras vidas los elegimos por las cosas que pensamos, que sentimos, por las cosas en que nos sentimos cerca, ahí hubo un acompañamiento muy cariñoso, muy respetuoso, con mucho amor. Con la familia, sobre todo con los más veteranos, el proceso fue un poco más lento, con las abuelas, abuelos, pero me parece que también pusieron entre paréntesis, las cosas que pensaban tras 50 o 60 años de crianza desde un mandato, y la acompañaron. Se habrán morfado un montón de cosas, varias otras a nosotros no nos las dijeron, en eso fueron respetuosos. Y nosotros elegimos ser pacientes también. Si a nosotros nos costó, ¿cómo no les va a costar a ellos y ellas?. En los círculos de los afectos no hubo trabas o tensiones.

¿Cómo está hoy León (el hermano mayor de Gema)?

Con León, porque nos lo sugirieron también, hicimos un proceso de acompañamiento con terapia. Hoy León la acompaña, es su hermana. Te tiro momentos: él juega al fútbol en el Club del pueblo, y tuvo momentos duros, por ejemplo él entrenando y nosotros llegando a buscarlo con Gema de pollera, el tipo se salía del partido, quedaba totalmente desconcentrado. Desde esa sensación de no saber de qué se trataba, al enojo y después el acompañamiento, el amor.

Contanos de tu pagos …

Vivimos en Villa de las Rosas (Traslasierra, oeste de Córdoba), que es un pueblo que tiene una composición particular, es del interior de Córdoba, al que han llegado muchas familias con un perfil, genéricamente, progresista, por decirlo de alguna manera. Hay como un microclima de aceptación de las diversidades, en relación a los procesos que tienen que ver con las identidades de género, hay una aceptación, un acompañamiento. Pasa una cosa: Gema es muy chiquita, y si vos la ves vestida de nena, es una nena, en un punto pasa desapercibida ...

 

Pero eso para el que la vé por primera vez …

Sí, o cuando Gema, estamos afuera de casa, y tiene que hacer pis. Por ejemplo, cuando estamos en el río y esta con malla de nena, y va, y hace pis, ahí vos ves las caras de sorpresa. Pienso en lugares, en instituciones, por ejemplo el Club. Fuimos al Club, en el marco de una campaña para que los grupos familiares se hagan socios, y teníamos que llevar los datos, y las chicas que manejan la administración, que lo conocieron a Vicente también, preguntaron ¿cómo se llama?, Gema, y bueno, vamos con Gema. El primer lugar que vimos la palabra Gema por fuera de casa fue en el carnet del Club. Esas chicas lo hicieron con un sentido del amor muy sincero. Cuando Gema empieza con claridad a decir que era nena, nosotros lo hablamos con las maestras. Entonces la estrategia fue: si se va a acompañar, nosotros quisimos tener una reunión con el resto de los padres y madres, como para no dar por sentado algo que es una decisión. Con la comunidad educativa la cosa fue para adelante, en términos generales, después ves más o menos cercanía. Luego decidimos hacer el pase a la escuela pública. Y en la educación pública es medio azaroso, te pueden tocar maestras y maestros mas o menos abiertos a estas cuestiones, aunque la tendencia es que sean más cerrados que abiertos, pero porque es la media de la sociedad. Y nos encontramos con una maestra con la disposición a dejarse atravesar por otro proceso, por Gema.

 

¿Gema a tenido que atravesar algún episodio de discriminación?

No

¿Lo esperan hacia adelante?

Si, claro, obviamente. Pero nosotros hemos decidido ir paso por paso. Pienso en el futuro y me angustio, porque, a ver, hay datos, de la violencia contra lo femenino en general: femicidios, violencia hacia las mujeres, y puntualmente contra las travestis, contra personas transgénero, y mucha. Yo no sé como será después, qué decidirá ella en función de su cuerpo, no sé, y no nos vamos a meter en esa, vamos a acompañar. Después supongo que le van a salir las primeras barbas, la nuez, ahí ella va a estar más expuesta. Por que ademas ella va a ampliar su círculo social. Pero, bueno, por ahora elegimos salir de esos lugares de angustia. Y hay cosas que no pueden esperar mucho: el carnet de la obra social, el documento …

Me das pie … ¿hoy el marco legal acompaña esta situación?

La Ley de Identidad de Género (Ley 26.741) es una herramienta de avanzada, dentro del “rosario” de avances en los gobiernos de Néstor y Cristina, la Ley incluso fue mas allá. La ESI (Educación Sexual Integral), matrimonio igualitario … todo lo que tiene que ver con pensar otro tipo de humanidad, es de otro mundo. Entonces tenemos ese respaldo legal, pero por debajo hay mucho desconocimiento. Las maestras no saben, aún queriendo acompañar, si están dentro de la Ley, te dicen “vos me mostrás un documento que dice un nombre pero me pedís que inscriba otro, yo no puedo”, bueno, sí, la Ley dice que sí, que todas las personas tienen el derecho a, aún sin el documento de identidad cambiado, figurar con el nombre con el que se autoperciben, en cualquier institución del estado. Nosotros estamos en ese momento de decir: cuán urgente es hacer esos trámites, no tenemos todo el mapa, sí sabemos que no es fácil. Córdoba, por ejemplo, no adhirió a la Ley Nacional de Identidad de Género, entonces hay muchas gente que está encarando este proceso, se la ven cuesta arriba. Por ejemplo, que la obra social te apruebe procesos de hormonización, o sea, que te “banque” los tratamientos, los medicamentos, no es tan fácil. Estamos en esa, nos parece que no puede esperar tanto.

 

¿Cómo se viene el 2020 de Gema?

Empieza el jardín nuevo, la sala de 5, en la misma escuela que León, él lo pedía también. El desafío y la responsabilidad que nos hemos puesto es acompañarla con rigurosidad, es decir: formarnos, estudiar, transitar todo lo que tiene que ver con los vericuetos legales, encontrarnos con otras familias que están viviendo procesos similares, y acompañarla desde el amor. Mirá, cuando cumplió 5, le hicimos un souvenir con una frase de Gema. Ella estaba haciendo como una percusión, tipo vidala, donde ella cantaba una suerte de copla: “yo soy muy cantada, por que soy feliz” … y lo repetía. Esa fue como la pauta: si ella está así de bien, así de feliz, vamos bien, con tumbos, con angustias, miedos, algún que otro pifie, pero bien.

 

Una palabra para alguien que está atravesando una situación similar …

Darse la posibilidad de pensar que puede ser distinto, eso, que las vida de los hijos y las hijas puede ser mejor que las nuestras, que pueden tener más libertad, y poner entre paréntesis, mandar al freezer las certezas, las cosas que creemos que son y que tienen que ser de determinada manera. Tirarse a la pileta. Lo que les aseguro es que cuando te tirás a la pileta no estás solo, no estás sola. Hay amigos y amigas, hay compañeros y compañeras, hay una Ley, hay una sociedad que va creciendo, porque estamos decididos y organizados para que esa sociedad cambie. Es decisión, coraje y direccionar la mirada y el entendimiento a lo que necesita tu hijo o tu hija.

 

 

 

 

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