La calidad del agua es una preocupación constante en diversas regiones de Mendoza, y Lavalle no es la excepción. Un reciente estudio llevado a cabo por un docente de la Escuela “Tito Francia” de Jocolí ha puesto en evidencia la alarmante presencia de arsénico en el agua de consumo, lo que genera una grave amenaza para la salud de la comunidad.
Eduardo Chaves, jefe de enseñanza práctica de la institución, inició esta investigación como parte de una especialización en investigación. “A la hora de elegir un tema, recordé que en Jocolí existía el comentario y también información en la escuela sobre el alto contenido de arsénico en el agua potable. Me puse a trabajar en esto, lo propuse en la cátedra de investigación y me aceptaron la idea con mucho interés“, explicó Chaves en diálogo con Tierra Campesina
Lo que descubrió resultó preocupante: los análisis realizados, basados en estudios previos y nuevas mediciones, revelaron que el agua que consume la población de Jocolí contiene entre seis y siete veces más arsénico de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este metal, presente de manera natural en el subsuelo, se disuelve en el agua debido a las características geológicas de la zona y no por contaminación externa. Sin embargo, sus efectos en la salud son devastadores: “A largo plazo, puede causar enfermedades en la piel, afecciones cardiovasculares e incluso cáncer“, advirtió el docente.
Uno de los aspectos más preocupantes del estudio es la relación entre la exposición al arsénico y el rendimiento escolar. “Me di cuenta de que ciertas enfermedades crónicas en la comunidad podrían estar incidiendo en los niveles de aprendizaje medidos en la escuela“, explicó Chaves. La problemática afecta especialmente a los niños en sus primeros seis años de vida, etapa clave para el desarrollo cerebral y neuronal.
A pesar de la gravedad de la situación, el consumo de agua contaminada se ha naturalizado en la comunidad: “hemos asumido el consumo de este agua como parte de la vida cotidiana del pueblo, pero en realidad nos está envenenando progresivamente“, denunció Chaves.
En cuanto a las soluciones, el investigador mencionó dos alternativas viables: perforar más profundo para acceder a capas de agua más seguras o tratar el agua para eliminar el arsénico: “no hice un análisis económico, pero ningún costo justifica someter a una población a un envenenamiento diario“, enfatizó.

El estudio de Chaves generó impacto incluso en ámbitos académicos. Durante su presentación en la Universidad Nacional de Cuyo, una especialista en investigación confirmó que los niveles de arsénico en Jocolí son mucho más altos de lo que él había estimado. Esto lo llevó a publicar su investigación en repositorios académicos y a buscar instancias de debate en espacios legislativos. “Necesitamos que esto llegue a quienes pueden tomar decisiones. Debemos exigir respuestas“, afirmó.
Este estudio pone en evidencia no solo un problema de salud pública, sino también la necesidad de una intervención urgente por parte del Estado. La escuela “Tito Francia” ha cumplido un rol fundamental al visibilizar la problemática, pero ahora la comunidad espera soluciones concretas para garantizar un acceso seguro al agua potable.
Compartimos a continuación la entrevista con Eduardo Chaves y el trabajo completo: